En 2024, las emisiones globales de metano han alcanzado niveles nunca antes vistos, lo que supone una grave amenaza para los esfuerzos globales contra el cambio climático. Según diversos estudios científicos, este aumento acelerado del metano está vinculado a una combinación de actividades humanas, como la agricultura intensiva y la quema de combustibles fósiles, así como a procesos naturales exacerbados por el calentamiento global, como el deshielo del permafrost.
El metano es un gas de efecto invernadero mucho más potente que el CO₂, aunque su presencia en la atmósfera sea menor. Su capacidad para atrapar calor es aproximadamente 25 veces mayor, lo que lo convierte en un factor clave en el aumento de las temperaturas globales. Además, su liberación en grandes cantidades acelera los procesos de calentamiento, impactando de manera directa en los ecosistemas y el clima global.
Impacto y soluciones
Si bien el desafío es inmenso, aún hay tiempo para mitigar sus efectos. Las soluciones incluyen la implementación de tecnologías más limpias, la mejora en la gestión de residuos y la reducción de la dependencia de los combustibles fósiles. Iniciativas globales como el Pacto del Metano, impulsado en la COP26, buscan reducir las emisiones en un 30% para 2030, un objetivo ambicioso pero necesario.
La lucha contra el cambio climático necesita la cooperación de todos los sectores, desde gobiernos y empresas hasta consumidores. Solo a través de un esfuerzo conjunto podremos reducir la huella de gases de efecto invernadero y evitar los peores efectos del calentamiento global.
Únete a la lucha contra el cambio climático y apuesta por un futuro más limpio y sostenible.